FALKE
Leer el libro de Federico Vegas sobre el Falke, es sentir, palpitar la Venezuela que vivieron generaciones de compatriotas bajo el yugo opresor del Benemérito, con su lectura nos vamos llenando de personajes y hechos donde uno siente; el heroísmo, las ilusiones, los idealismos, la valentía de viejos líderes, adultos y jóvenes que enfrentaron la dictadura de Juan Vicente Gómez, y porque no, hasta nos describe los trastornos de la psiquis de algunos de los integrantes de la expedición que años de cárceles, penurias y enfrentamiento al dictador hicieron mella en sus mentes. También en la invasión del Falke aprendemos que luchar contra un déspota que maneja o controla los hilos del poder, no es cosa nada fácil. La historia sobre el fracaso de la expedición del 11 de agosto de 1929 en Cumaná nos deja más sinsabores que interrogantes, como por ejemplo: la extraña perdida del baquiano Merardo que tenía que llevar a un contingente de hombres armados al sitio de la batalla y llegaron 9 horas después de lo planeado; los informantes de Gómez en el exterior que lo mantenían al tanto sobre el desplazamiento del Falke y dieron de por sí con el sitio de desembarco; la actitud de la tripulación Alemana que hacía sospechar a Doroteo si esa expedición no sería hasta financiada por el Dictador; la cobardía o el derecho al miedo de algunos que colocó en riesgo y en penurias a compañeros valientes.
Estoy seguro que ninguna de estas debilidades y bajezas propias de la condición humana, empañan la labor de los soñadores, de los valientes, de los idealistas, de los actos heroicos de muchos, al contrario, los resalta y nos llena de aliento al ver el otro lado de los seres humanos, su nobleza, la entrega desinteresada a la lucha por la libertad, contra la opresión. El Falke marcó una etapa más en la lucha contra la tiranía de Juan Vicente Gómez, fue un ejemplo para continuar en la batalla, para cambiar de tácticas, para trabajar la calle, para buscar al pueblo, para demostrar que también el tirano podía ser débil.
Ahora estamos viviendo nuevas formas de tiranía, nuevas maneras de amordazar, estilos más sofisticados de opresión, de persecuciones. Pero las delaciones, las traiciones, las cobardías, el miedo, el fingir que pasaste a la acera del frente, como ocurrió en muchos casos días antes y después del 11 de abril del 2002, nos hace preguntarnos: ¿Cuántos de estos ahora no jugarán el papel de infiltrados en las filas de la oposición? ¿Cuántos de ellos ahora juegan el papel de delatores? ¿Quienes dentro la oposición habrán colaborado con el régimen, quienes serán los Merardos de ahora? ¿Cuanto de lo que ocurrió el 11 de abril no habrá sido preparado y financiado por el régimen? ¿Cuantos Arias Cárdenas quedarán dentro de la oposición?, realmente preocuparse por las respuestas a estas preguntas no vale la pena, primero porque habrán muchos Rafael Vegas que estarán escribiendo sus observaciones de lo que están viviendo y viendo de cerca desde los diferentes Falkes que hemos tenido desde el año 2000 para acá, por lo que tarde o temprano tendremos respuestas a todas las interrogantes.
Lo importante ahora, es que tomemos conciencia de que debemos cambiar todos como sociedad, debemos preocuparnos más por lo que le sucede al vecino, pero más aun por lo que sucede en nuestros barrios, por la gente que pasa hambre, los pobres que sufren las calamidades de la falta de asistencia médica, de una pésima salubridad, de un estado de guerra interna noche a noche en su propios barrios, de la dádivas que muchos salen a recibir para poder sostener sus familias. Es verdad que todo esto pasa en un Estado eminentemente rico, con un gobierno corrupto, dispendioso, ineficiente e incapaz, pero también con una gran clase social opulenta, que espera que el gobierno solucione todo, se preocupe por todo, que llegue un líder para que tumbe al tirano y hasta algunos piensan que si del exterior fuera, sería mejor. No, amigos de la clase media, basta de estas conductas, no señores empresarios que dicen tener sensibilidad social pero en lo que pueden buscan las maneras de birlar los derechos de sus trabajadores, no a los profesionales que guardan silencio cómplice o que acatan órdenes indebidas, no a las amas de casas que no consideran a las muchachas que las ayudan, no a los obreros que no ejecutan los trabajos como es debido y que a la primera se convierten en sendos reposeeros, no a la clase trabajadora que no tiene conciencia que la única vía de salir del atraso es produciendo con efectividad.
Todos tenemos que tomar conciencia que el líder somos todos, y lo fundamental para ser líder es predicar con el ejemplo, con los hechos, con las buenas acciones, con la solidaridad al perseguido, con la solidaridad al necesitado, el cumplir y hacer cumplir las leyes, defender la democracia, la libertad, el derecho a estar informados, a opinar desde nuestras pequeñas trincheras, como son; nuestros sitios de trabajos, nuestros hogares, la calle.
Señores estoy seguro que la sumatoria de las buenas voluntades, de los buenos ejemplos, de la práctica de la ética, de la honestidad; no sólo en lo material sino en el pensamiento, el actuar correctamente dentro de los roles que jugamos en la sociedad, estaremos creando el liderazgo colectivo que necesitamos para salir de Hugo Rafael Chávez Frías.
Doroteo Flores,
Caracas, lunes 30 de julio de 2007
Leer el libro de Federico Vegas sobre el Falke, es sentir, palpitar la Venezuela que vivieron generaciones de compatriotas bajo el yugo opresor del Benemérito, con su lectura nos vamos llenando de personajes y hechos donde uno siente; el heroísmo, las ilusiones, los idealismos, la valentía de viejos líderes, adultos y jóvenes que enfrentaron la dictadura de Juan Vicente Gómez, y porque no, hasta nos describe los trastornos de la psiquis de algunos de los integrantes de la expedición que años de cárceles, penurias y enfrentamiento al dictador hicieron mella en sus mentes. También en la invasión del Falke aprendemos que luchar contra un déspota que maneja o controla los hilos del poder, no es cosa nada fácil. La historia sobre el fracaso de la expedición del 11 de agosto de 1929 en Cumaná nos deja más sinsabores que interrogantes, como por ejemplo: la extraña perdida del baquiano Merardo que tenía que llevar a un contingente de hombres armados al sitio de la batalla y llegaron 9 horas después de lo planeado; los informantes de Gómez en el exterior que lo mantenían al tanto sobre el desplazamiento del Falke y dieron de por sí con el sitio de desembarco; la actitud de la tripulación Alemana que hacía sospechar a Doroteo si esa expedición no sería hasta financiada por el Dictador; la cobardía o el derecho al miedo de algunos que colocó en riesgo y en penurias a compañeros valientes.
Estoy seguro que ninguna de estas debilidades y bajezas propias de la condición humana, empañan la labor de los soñadores, de los valientes, de los idealistas, de los actos heroicos de muchos, al contrario, los resalta y nos llena de aliento al ver el otro lado de los seres humanos, su nobleza, la entrega desinteresada a la lucha por la libertad, contra la opresión. El Falke marcó una etapa más en la lucha contra la tiranía de Juan Vicente Gómez, fue un ejemplo para continuar en la batalla, para cambiar de tácticas, para trabajar la calle, para buscar al pueblo, para demostrar que también el tirano podía ser débil.
Ahora estamos viviendo nuevas formas de tiranía, nuevas maneras de amordazar, estilos más sofisticados de opresión, de persecuciones. Pero las delaciones, las traiciones, las cobardías, el miedo, el fingir que pasaste a la acera del frente, como ocurrió en muchos casos días antes y después del 11 de abril del 2002, nos hace preguntarnos: ¿Cuántos de estos ahora no jugarán el papel de infiltrados en las filas de la oposición? ¿Cuántos de ellos ahora juegan el papel de delatores? ¿Quienes dentro la oposición habrán colaborado con el régimen, quienes serán los Merardos de ahora? ¿Cuanto de lo que ocurrió el 11 de abril no habrá sido preparado y financiado por el régimen? ¿Cuantos Arias Cárdenas quedarán dentro de la oposición?, realmente preocuparse por las respuestas a estas preguntas no vale la pena, primero porque habrán muchos Rafael Vegas que estarán escribiendo sus observaciones de lo que están viviendo y viendo de cerca desde los diferentes Falkes que hemos tenido desde el año 2000 para acá, por lo que tarde o temprano tendremos respuestas a todas las interrogantes.
Lo importante ahora, es que tomemos conciencia de que debemos cambiar todos como sociedad, debemos preocuparnos más por lo que le sucede al vecino, pero más aun por lo que sucede en nuestros barrios, por la gente que pasa hambre, los pobres que sufren las calamidades de la falta de asistencia médica, de una pésima salubridad, de un estado de guerra interna noche a noche en su propios barrios, de la dádivas que muchos salen a recibir para poder sostener sus familias. Es verdad que todo esto pasa en un Estado eminentemente rico, con un gobierno corrupto, dispendioso, ineficiente e incapaz, pero también con una gran clase social opulenta, que espera que el gobierno solucione todo, se preocupe por todo, que llegue un líder para que tumbe al tirano y hasta algunos piensan que si del exterior fuera, sería mejor. No, amigos de la clase media, basta de estas conductas, no señores empresarios que dicen tener sensibilidad social pero en lo que pueden buscan las maneras de birlar los derechos de sus trabajadores, no a los profesionales que guardan silencio cómplice o que acatan órdenes indebidas, no a las amas de casas que no consideran a las muchachas que las ayudan, no a los obreros que no ejecutan los trabajos como es debido y que a la primera se convierten en sendos reposeeros, no a la clase trabajadora que no tiene conciencia que la única vía de salir del atraso es produciendo con efectividad.
Todos tenemos que tomar conciencia que el líder somos todos, y lo fundamental para ser líder es predicar con el ejemplo, con los hechos, con las buenas acciones, con la solidaridad al perseguido, con la solidaridad al necesitado, el cumplir y hacer cumplir las leyes, defender la democracia, la libertad, el derecho a estar informados, a opinar desde nuestras pequeñas trincheras, como son; nuestros sitios de trabajos, nuestros hogares, la calle.
Señores estoy seguro que la sumatoria de las buenas voluntades, de los buenos ejemplos, de la práctica de la ética, de la honestidad; no sólo en lo material sino en el pensamiento, el actuar correctamente dentro de los roles que jugamos en la sociedad, estaremos creando el liderazgo colectivo que necesitamos para salir de Hugo Rafael Chávez Frías.
Doroteo Flores,
Caracas, lunes 30 de julio de 2007
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